DIDASKALOS

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jueves, 28 de enero de 2010

Ο ΛΥΚΟΣ: un nuevo vídeo de las historias de Diceópolis.

Con el siguiente vídeo, realizado por producciones ΑΙΓΙΑΛΟΣ, se puede repasar el texto β de la unidad 6. La pronunciación no es la misma que utilizamos en clase, pero se entiende sin dificultad.

martes, 26 de enero de 2010

Fábulas de Esopo: La comadreja y las gallinas

En el siguiente enlace podéis acceder a una simpática animación de la fábula de la comadreja y las gallinas:

lunes, 25 de enero de 2010

"La casa muerta" de Yannis Ritsos

Acabo de leer La casa muerta (Το νεκρό σπίτι) de Yannis Ritsos, poeta griego del que se acaba de conmemorar el centenario de su nacimiento. La editorial Acantilado viene publicando una serie de monólogos dramáticos del poeta de Monemvasia, todos ellos incluyen el texto original en griego junto con la traducción española a cargo de Selma Ancira. Hasta el momento se han editado Fedra, Sonata del claro de luna, Áyax y el libro que ahora comentamos.




En estos soliloquios el protagonista dirige su parlamento a un interlocutor que permanece en silencio durante toda la obra. Fedra y Áyax son personales y sugerentes recreaciones de los personajes de la tragedia clásica. En La casa muerta no aparecen personajes míticos, pero las referencias al mundo de la tragedia, y en concreto al Agamenón de Esquilo, son evidentes.

La obra lleva como subtítulo Φανταστική καί αὐθεντική ἱστορία μιᾶς πανάρχαιης ἑλληνικῆς οἰκογένειας (Historia imaginaria y real de una muy antigua familia griega). De esta antigua familia sólo quedan dos hermanas que viven recluidas en dos habitaciones de la vieja casona familiar. El resto de las estancias permanecen cerradas y llenas de recuerdos del pasado esplendor. Una de las hermanas, que ha perdido el juicio, recibe a un conocido que trae noticias de su tío. Empieza a hablarle del estado actual de la casa y a recordar el pasado de la familia en un monólogo en el que lo real y lo fantástico, el presente y el pasado, el delirio y la lucidez se mezclan continuamente.

Reproducimos a continuación un breve fragmento con la correspondiente traducción:

Μείναμε τώρα ἐδῶ, σάν ὅταν κόβεις μές στό σούρουπο λουλούδια ἀπ᾽ τον κῆπο,

πολλά λουλούδια γιά τά βάζα τῆς τραπεζαρίας καί γιά τά ὑπνοδωμάτια τῶν πεθαμένων

καί μένουν στά χέρια σου κίτρινοι λεκέδες ἀπ᾽ τή γύρη

καί σκόνη τοῦ δρόμου πού μπαίνει ἀπ᾽ τό κιγκλίδωμα καί πασπαλίζει τούς μίσχους

καί κάτι ἐλάχιστα ζωΰφια, φτερωτά ἤ ὄχι,

καί κάτι λίγες χλιαρές δροσοστάλες,

μαζί μ᾽ αὐτές τίς ἀναπότρεπτες, λεπτότατες ἀράχνες

πού διαμένουν πάντα στά λουλούδια, καί ὅπως σβήνει ρόδινο τό δειλί στά τζάμια

ἔχεις τήν αἴσθηση τοῦ κοφτεροῦ μαχαιριοῦ πού στομώνει

ἀπ᾽ τό αἷμα καί τό γάλα τῶν λουλουδιῶν -μιά σύνθετη, παράξενη αἴσθηση

τρόμου καί φόνου- μιά τυφλή, εὐγενική, μυρωμένη καί ἀπέραντη ὠραιότητα,

μιά ὀλόγυμνη ἀπουσία. Ἔτσι εἶναι. Ὅλα μᾶς παράτησαν.

Ahora ya nos quedamos aquí, como en las manos quedan manchas amarillas de polen

cuando se cortan flores en el jardín al atardecer, muchas flores

para los jarrones del comedor y los dormitorios de los muertos

como el polvo del camino que se cuela por la verja y espolvorea los tallos

como unos cuantos bichos, alados o desalados,

y unas cuantas tibias gotas de rocío,

como esas arañas finísimas e inevitables

que anidan entre las flores, y cuando se apaga el rojo ocaso en los cristales

se tiene la sensación de un cuchillo afilado que se arroma

por la sangre y la leche de las flores -una extraña sensación, mezcla

de terror y asesinato- una belleza ciega, amable, aromática e infinita,

una ausencia desnuda. Así es. Todo nos ha abandonado.

jueves, 14 de enero de 2010

Fichas de Mitología: Cosmogonía y primera generación de dioses.

Comenzamos la publicación de una serie de fichas de mitología en las que vamos a ir resumiendo las distintas historias y divinidades estudiadas en clase. Incluiremos además imágenes relacionadas con cada uno de los mitos presentados.
Como no puede ser de otra manera, empezamos por el principio, es decir, por la Cosmogonía, el origen del κόσμος.
En principio sólo existía el Caos, el vacío o desorden originario.
Luego surgieron Gea, la tierra, y Eros, el amor.
Gea por sí sola engendró a Urano (el cielo), las Montañas y Ponto (el mar).
Después Gea se unió a Urano y engendró a los Titanes, seis dioses y seis diosas, de los cuales el más joven era Crono (Saturno para los romanos). También concibió a los Cíclopes, tres gigantes con un solo ojo en mitad de la frente, que personificaban el rayo, el trueno y el relámpago. Por último engendró a los Hecatónquiros, tres terribles gigantes con cincuenta cabezas y cien brazos cada uno.
Urano mantenía a sus hijos encerrados en el vientre de Gea, sin permitirles salir a la luz. Gea decidió castigar a Urano y entregó a Crono una hoz. Cuando Urano se acostó sobre Gea trayendo la noche, Crono segó con la hoz los genitales de su padre y los arrojó hacia atrás.
En la siguiente imagen podemos ver una recreación del mito de la castración de Urano. Crono aparece de pie, con una guadaña, en lugar de una hoz, a punto de mutilar a su padre.

De las gotas de sangre que cayeron sobre la tierra surgieron los Gigantes. Por su parte, de los genitales de Urano, que cayeron en el mar, surgió la diosa del amor, Afrodita (Venus para los romanos). La representación más conocida del nacimiento de Venus es el cuadro de Botticcelli, pintor italiano del siglo XV, que representa a la diosa sobre una concha en el momento de llegar a tierra empujada por los vientos.


A los seguidores de los Simpsons les resultará familiar el cuadro de Botticelli, porque fue recreado en un episodio de la serie.

Aquí tenéis otras dos famosas representaciones del nacimiento de Venus. La primera, pintada por Cornelis de Vos (siglo XVII), se conserva en el museo del Prado. La segunda es obra de Bouguereau (siglo XIX) y se conserva en el museo del Louvre de París.



Como resumen final, en la siguiente presentación se recogen los principales elementos del mito de la cosmogonía, acompañado de sugerentes imágenes.

Ejercicios de ordenador de la unidad 5 (ΠΡΟΣ ΤΗΙ ΚΡΗΝΗΙ)

Aquí tenéis una nueva entrega de ejercicios para realizar en el aula de informática. Pinchando en los vínculos en verde podéis acceder directamente a las actividades:

viernes, 8 de enero de 2010

Las aventuras de un soldado español en las costas del Egeo

Acabo de leer Vida de este capitán de Alonso de Contreras, publicado por la editorial Reino de Redonda. Alonso de Contreras fue un soldado español que vivió a finales del XVI y principios del XVII y escribió estas memorias, que se han conservado en un manuscrito al que le falta el final. Su vida estuvo llena de peripecias y aventuras que le llevaron desde el Mediterráneo oriental, donde luchó contra los turcos, hasta las costas de Puerto Rico, donde combatió contra el mismo sir Walter Raleigh, cuyo nombre castellaniza Conteras como Guatarral; desde las laderas del Moncayo, donde pasa una temporada haciendo vida de ermitaño, hasta la casa madrileña de Lope de Vega, en la que estuvo alojado durante unos meses, proporcionando abundante materia de inspiración al famoso dramaturgo.


Durante varios años Contreras estuvo al servicio de la Orden de los Caballeros Hospitalarios de San Juan, que tenía su sede en la isla de Malta. Desde allí armaba navíos con patente de corso para hostigar a los infieles en las costas de Berbería (Norte de África), la Morea (el Peloponeso) o el Archipiélago (las islas del Egeo). Navegó por muchos lugares de Grecia: Jío (la isla de Quíos), Cabo de Mayna (el cabo Matapán, en la península de Mani), Modón (Metone, en el Peloponeso), Navarín (la bahía frente a Pilos), Zante, Chefalonia (Cefalonia), Cerfanto (Sifnos), Atenas (donde cobró el rescate por un noble turco que había capturado en alta mar), Morgon (Amorgos), Padmos (Patmos) y un largo etcétera.

Uno de los episodios más interesantes es el que tiene lugar en la isla de Estampalia (Astipalea), en la que Contreras era muy respetado por la población griega, como se puede comprobar en los fragmentos que reproducimos a continuación:

Tomé la derrota hacia el canal de Rodas y llegué a una isla que se llama Estampalia, con buena habitación de griegos. En ésta no hay Corregidor, sino es Capitán y Gobernador un griego con patente de General de la Mar. Yo era muy conocido en todas estas islas y estimado porque jamás les hice mal. (...) Y fue tanto esto que, cuando había algunas disensiones grandes, decían: "Aguardemos al capitán Alonso", que así me llamaban, para que las sentenciase, y cuando venía me hacían relación y las sentenciaba, aunque aguardasen un año y pasaban por ella como si lo mandara un consejo real y luego comíamos todos juntos.

Llegado que fui a Estampalia entré en el puerto. Era día de fiesta y así como conocieron que era yo, avisaron y al punto bajaron casi toda la tierra y el capitán Jorge, que así se llamaba, apellidándome "Omorfo Pulicarto" que quiere decir "mozo galán". (Contreras transcribe aquí a su personal manera los términos griegos όμορφο παλικάρι)

Venían todos tristes, como llorando, y a voces me pidieron les hiciese justicia, que una fragata de cristianos había, con engaño, llevádoles el papaz (transcripción de παπάς), que es el cura, y que habían pedido por él dos mil cequíes.

Alonso de Contreras va en pos de la fragata que había secuestrado al pope y consigue traerlo de vuelta a la isla. El episodio termina con final feliz:

Desembarqué al papaz, y así como le vieron comenzaron a gritar y a darme mil bendiciones. (...) Subimos a la iglesia del lugar, dejando en guarda las fragatas sin que subiese sino una camarada. En entrando en la iglesia se sentaron en bancos los más caballeros. (...) A mí me sentaron solo en una silla, con una alfombra debajo los pies y, de allí un poco, salió revestido el cura, como de Pascua, y comenzó a cantar y a responder toda la gente con "Cristo Saneste", que es dar gracias a Dios (el autor malinterpreta el significado de la expresión Χριστός ανέστη, Cristo ha resucitado, fórmula con la que se felicitan la Pascua los griegos); incensóme y después me besó en el carrillo y luego fue viniendo toda la gente, los hombres primero y luego las mujeres, haciendo lo mismo. Cierto es que había hartas hermosas, de que no me pesaba sus besos, que templaba con ellos los que me habían dado tantos barbados y bien barbados.